martes, 28 de enero de 2014

Objetivo — Patricia Olivera


Su labio inferior se tiñó de rojo, la sangre corrió por su mandíbula. Lo miró, en el fondo de sus ojos negros destelló una luz. Sonrió al ver cómo el último aliento de la víctima escapaba de su cuerpo. Miró hacía el púlpito, donde se hallaba su verdadero objetivo: el libro que había venido a buscar. Amanecía, podía imaginar al sol levantándose tras los vidrios de las ventanas. Huyó, ahora podría descifrar el acertijo que lo tenía condenado. En el camino volvió a alimentarse, esta vez de un de racimo de uvas que colgaba firme de un pedúnculo adherido a una vieja parra. No era lo mismo que la sangre robada al capellán que dejó colgado del campanario, pero al menos era algo...

La autora: Patricia Olivera

lunes, 20 de enero de 2014

Enseres - Sergio Fabián Salinas Sixtos


El microondas golpeaba al tostador y la licuadora intervino en la pelea —sentí miedo y salí corriendo de la cocina—, en la sala: la lámpara de pie arremetía contra el tocadiscos que en ese instante reproducía un disco de jazz; entonces la pianola —cual rinoceronte enfurecido— se abalanzó sobre mí, la esquivé de milagro y se estrelló contra el ventanal cayendo hacía la calle. Es todo lo que tengo que decir, señor Juez.

Acerca del autor:
Sergio Fabián Salinas Sixtos

Barbarismos mortíferos - Daniel Alcoba


–Es inútil y peligroso –observó el Instrúmeno de la Constelación β Orionis– ejercer una gran presión exterior & interior sobre una gran masa GM: la masa grande, casi siempre oblonga, se atasca en el agujero negro como corcho en gollete o dedo en anillo estrecho, y la fuerza gravitatoria no consigue hacerla, ay, entrar.
Fueron las palabras “corcho”, “gollete”, “dedo” y “anillo”, las que sublevaron a los delegados de la asamblea. Hasta entonces no se habían pronunciado nunca en esa región del universo. Y ellos sabían, por haberlas leído en Internet, que procedían de la Tierra. Los parlamentarios se cambiaron a un programa de contrainteligencia estelar. Apresaron al Instrúmeno, a quien identificaron como ser humano, agente de inteligencia de la ONU. Como no eran coléricos, lo condenaron a muerte entre chistes, y como eran piadosos lo mataron de un tiro invisible cuando reía el chiste introductorio a la ejecución.

Acerca del autor:
Daniel Alcoba

viernes, 17 de enero de 2014

Aroma - Paula Duncan


La madrugada me regala un firmamento estrellado, alguna nube con forma de duende regordete que guiña un ojo al pasar por sobre mi cabeza, antes de desaparecer en viaje a su reino, el jazmín después de la tormenta ha perdido casi toda su corona; de pronto un aroma golpea mi cerebro, el aire huele a lavanda… el aire huele a vos; mis ojos, mi garganta, mis oídos, se llenan de ese aroma inconfundible, te siento a mi lado; tu presencia me cubre entera, el corazón corre al compás de la sangre bullendo en mis venas; quiero hablar pero al abrir mi boca siento que el aire de mi aliento se ha vuelto lavanda; ya no tengo dudas: te fuiste pero vives dentro de mi.

Acerca de la autora:
Paula Duncan

El afán comercial pierde a las yinns creyentes - Daniel Alcoba




domingo, 12 de enero de 2014

Caníbales - José Alfredo Padilla



-“Seres irreverentes e incultos. Gustan de caminar desnudos, pues son economistas ante la crisis. En la mesa, no guardan etiqueta, eructan frente a otros. Siempre comen con la boca abierta y en excesos. Apenas se limpian los dientes. Sienten un extraño y morboso placer por la carne de humanos, salvo por esa costumbre no son peores que nosotros y le atribuimos defectos que solo tenemos los más civilizados”.- Leía la página ocho del Diario No Encontrado De Robinson Crusoe.

Acerca del autor: José Alfredo Padilla

Daños colaterales - Anna Rossell Ibern


El estruendo invadió su cerebro y un violento latigazo le sacudió las piernas. No sentía el tacto de su mano derecha, que en aquel mismo segundo se había agarrado con insólita fuerza al libro y a la pizarra. Le estallaban los pulmones. Murió a los diez minutos con la mirada fija en la porción de cielo encendido que aún podía intuir, a través de la densa humareda, por un resquicio de los escombros.

Sucedió en Basora, un día de mayo de 2003.

Sobre la autora: Anna Rossell

La intriga - Paula Duncan



La noche me atacó por la espalda; todos sus oscuros personajes parecían estar acechando, mientras buscaba por todos lados la respuesta. 
Llegué a la iglesia, desde la cruz del campanario un pedúnculo de luz dibujaba la cruz en la vereda, que aparentaba ser de vidrio rojo brillante.
La incógnita persistía en mi cerebro, sin encontrar solución comencé a caminar dando vueltas y vueltas a la plaza.
Un vagabundo dormía abrazado a su perro en un banco escondido; las hamacas se movían solas a mi paso; hasta podía escuchar voces y risas, pero no había nadie, ellas estaban en mi cabeza, en la última vuelta un zorzal comenzó a cantar y en ese momento veo en un banco cercano un libro abierto boca abajo, lo dí vuelta y al leer la página marcada encontré el resultado del acertijo; volví a casa y dormí miles de días.


La Autora: Paula Duncan

viernes, 10 de enero de 2014

Recursos extremos – Sergio Gaut vel Hartman


—Si durante la Tercera Guerra Mundial se lanzan bombas atómicas —dijo Albert Einstein—, la Cuarta se peleará con palos y piedras.
—Se equivoca, amigo —dijo Joe Facebook—. La Tercera Guerra Mundial ya la estamos peleando en la web. —Joe Google y Joe Twitter movieron sus cabezas virtuales, pero se dieron cuenta de inmediato que era una treta del enemigo para distraerlos y sacar alguna microscópica ventaja, por lo que se esfumaron sin completar el gesto.

Sobre el Autor: Sergio Gaut vel Hartman

Reflexiones de un paisano pampero – Héctor Ranea


—Don Silva, lo veo pensativo, hombre. ¡Acérquese pa'l corral a comer questo está güeno!
—Es que lo veo crudo al chancho como pa' dentrarle al cogote.
—¡Vamos, don Silva. No se amilane aparcero, que de tanto corcoviar el chancho estira la pata en cualquier momento!
—Mis tiempos de vampiro mozo ya han pasáu, Gumersindo. Vampiro viejo quiere lechoncito tierno.
—¡Vamos, no se haga el estrecho, que la otra noche lo vimos con la Pancracia y a esa le sobran lustros pa' ser lechona!
—¿La Pancracia? Es que ella usa una crema antiarrugas que le deja la piel como parche 'i bombo legüero y hasta yo puedo dentrarle. Modestamente.
El silencio de la pampa sólo quedó cortado por los chillidos del cerdo y de los siete vampiros de la estancia El Murciégalo Escondido, partido de Lapenalevalga, pampa húmeda.

Sobre el Autor (y foto): Héctor Ranea

miércoles, 8 de enero de 2014

Santos imperfectos - Héctor Ranea


—Así como le digo, estimado Magister —comentó el doctor Unicatum dando cátedra a pesar del largo vaso de moscato que habíase clavado— algunos santos han tenido deslices memorables, imperdonables.
—¿Qué me cuenta! —contestó el Magister Volublí— ¿Se les pasó a los advocati diaboli del Vaticano?
—¡No, pardiez! Es que han sopesado sus virtudes y superan tales errores.
—¿Recuerda algún ejemplo, Destellante Doctor?
—Muchos. Le daré uno: el Prior del Concilium, Gurgueamoli. Creía que el tiempo no se aplicaba a Dios. Mire lo que digo.
—¡Horror! Entonces Él no podría participar de los eventos humanos. Con esa postura hoy sería quemado sin piedad. ¡Y resulta que es Santo!
—Sólo porquerías. Pero fue quien encontró la mejor manera de elaborar el moscato.
—El cielo en vaso. Y por cierto, el cielo bien vale una herejía.
La conversación siguió versando sobre otras Santas, pero prefiero mejor no referir tales horrores.


Acerca del autor: Héctor Ranea

Palabras que nunca olvidé - Rafael Blanco Vázquez


Con estas palabras, mi difunto amigo Indalecio Puerta me explicaba un lejano día mi triste destino, que era el suyo:

“Ella te saca de quicio. Desorientado, te sientes fuera de lugar. Nada como la soltería para reestructurarse y que todos los goznes vuelvan a su sitio. Pero entonces un nuevo vendaval pasará por ahí. O simplemente una empresa de mudanzas. O, lo más probable, una empresa de mudanzas llamada El Vendaval.”

Sobre el autor: Rafael Blanco Vásquez

viernes, 3 de enero de 2014

Primera vez - Ana Rossell Ibern


Con dedos trémulos y ansiosos recorrió aquella superficie curva, suave y velluda al compás de los movimientos lentos de su cuerpo, acariciando la ignota orografía. Deseaba ardientemente conocer los secretos que encerraba aquel Monte de Venus que sus predecesores hacía tiempo ya habían descubierto. Para esto se había hecho astronauta. Era su primer viaje.

Sobre la autora: Anna Rossell

Que llueva - Isabel Mª González


La de los días de lluvia era diferente, mimetizaba con la suya: no era una tristeza solitaria. La de los días de sol era mucho más dolorosa, desgarradora su ausencia, hiriente su distancia, absolutamente muerta su mirada. Salió a la calle, sin paraguas, nadie podría distinguir entre la lluvia y las lágrimas.

Sobre la autora: Isabel María González

miércoles, 1 de enero de 2014

Final con polleras caídas – Héctor Ranea


Sputafuocco Trizbolov, mandoble carnicero del condado de Jatchaturian, se quejaba desde 1946 porque no autorizaban a su habilidad como deporte olímpico. Decía que nadie hubiera podido ganarle en los cien metros llanos si aplicaba mandoblazos a los oponentes con su destreza sin par. Declaraba también que podía ganar jugando él solo al básquet e incluso al fútbol. En el Centro Jatchaturiano de Deportes no le daban demasiada importancia hasta que pretendió demostrar dichas habilidades en las escuelas zonales, aunque estaban seguros de que a su edad ya no podría hacer daño con la tremebunda espada curva. Eso fue hasta que intervino en tenis femenino. El último mandoblazo, que coincidió con el primero de Don Trizbolov le bajó la pollerita a la competidora. Ahí nomás el tape Gutiérrez, novio de la mencionada, le descerrajó una carga completa de AK-47. Se terminaron las quejas del mandoble carnicero del condado de Jatchaturian.

Sobre el autor: Héctor Ranea