miércoles, 18 de mayo de 2011

Malas influencias - Fernando Puga


La cáustica temática de la pésima película realizada por el místico vástago del célebre director oriental que tenía un vínculo sórdido con el protagonista, aquel bárbaro de ébano venido del cálido trópico, la transformó en un pestífero ícono que, rápido como un látigo, acabó con el cine, que a partir de entonces sólo es un mínimo cartílago en el esqueleto del arte. No es válido adorar ídolos de barro; no son estímulo para el deseo de crear.

4 comentarios:

Sergio Gaut vel Hartman dijo...

Excelente, Fernando. Y me fascina el ritmo interno que adquirió el relato al apoyarse en palabras esdrújulas.

Javier López dijo...

Además de ese fantástico ritmo, es una buena reflexión sobre el arte. Excelente micro.

fer dijo...

muchas gracias por sus estimulantes comentarios.

El Titán dijo...

no puede haber mejor combinación de vocablos aventuro...