martes, 12 de abril de 2011

Declaración - Graciela Noyola


No conozco el mar ni vivo cerca de él; por ello no sé a qué huele su viento húmedo ni puedo inventar un sol tibio acariciándome mientras me acuesto en la arena. Tampoco percibo el agua con sabor a sal ni me imagino náufrago alucinando entre caballos iridiscentes y caracolas en una isla anónima.
No conozco el mar, por eso lanzo esta botella al río de gente de esta podrida ciudad, como ella me dejo golpear por olas de concreto que me arrastran entre escupitajos y mierda y me dejan anclado en puertos de basura. La botella va cuesta abajo, lleva dentro mi infancia empapada en thinner. Viene y va, girando en el espejismo verdiazul de las calles.
Me llega un olor húmedo de muerte, mientras un sabor a sal primigenia me recuerda que sí conozco el mar. Fue en un tiempo remoto… quizá antes de nacer.

6 comentarios:

Javier López dijo...

Muy bonito cuento.
Me encanta el contraste entre lo soñado y lo vivido.
Vivo cerca del mar, y no imagino lo que sería no conocerlo y solo tener la experiencia sucia de la ciudad...

Alhami dijo...

.



...esta precioso... mientras te leía me iba formulando un relato paralelo de tantas cosas que no conozco... o tal vez si, pero hace tanto tiempo que las he olvidado... no conocer el mar es como no conocer la textura de los colores de los sueños o no conocer el amor... sino nada más lo terriblemente áspero y frió de lo concreto, de cal y canto

Saludos

http://sucubos30.blogspot.com/

Unknown dijo...

Gracias por los comentarios, son alentadores.
¡Mil gracias al consejo editorial!

Unknown dijo...

Gracias por sus comentarios, son alentadores.
¡Mil gracias al consejo editorial!

Unknown dijo...

Es usted inspiradora...

Unknown dijo...

Profesora, es usted encantadora, nos seduce lento en su mar de letras.
¡Me encanta!