miércoles, 23 de marzo de 2011

Tragos y nostalgia – Héctor Ranea



Uncle Jones estaba sentado al estaño del único bar de Union City. Salvo el barman, estaba solo y tomaba con lentitud pasmosa el Bourbon doble que éste le había servido hacía una hora.
—¿Qué pasa Uncle Jones? —curioseó Jamie.
El tío lo miró levantando los ojos y la cabeza con lentitud de morsa durante la siesta
—La muerte me convirtió en un colador para el licor. La única manera en que puedo saborearlo es aspirándolo.
El muñeco del barman siguió tan callado como siempre y la miniatura del bar en la vidriera de la Wells Fargo empezó a empañarse.



Héctor Ranea

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