El otro descubrimiento fue que las manos de los niños eran capaces de colocar los botones mejor que nadie, así que también se dedicó a recolectarlos con idéntico procedimiento.
lunes, 31 de mayo de 2010
Lastimado bandoneón - Héctor Ranea
El otro descubrimiento fue que las manos de los niños eran capaces de colocar los botones mejor que nadie, así que también se dedicó a recolectarlos con idéntico procedimiento.
Desactivar el irrequieto - Héctor Ranea
Anónimo veneciano - Héctor Ranea
Conjetura teológica - Héctor Ranea
La banda del Puente Carlos - Héctor Ranea
sábado, 29 de mayo de 2010
La Guerra Divina (Los condenados) - Sarko Medina Hinojosa
Digan lo que digan a mi me dan pena sus espíritus como son dispersados por el universo, incinerados con antimateria, reciclados en lunas de concentración o arrojados a agujeros negros sin más pecado que el haber matado al Hijo de Dios, deberían darles de compensación algún asteroide para que puedan vivir allí ¿no? Digo nomás.
La historia que sostiene al universo (el último cuento) – Ruy Feben
El Dr. Porter narra, sumido en un vodka tonic, que en la Polinesia o el Amazonas hay una tribu que se reúne tres veces al día en un templo para contar la siguiente historia:
“Cada noche, un demonio visita al dios creador para preguntarle para qué fueron hechos los hombres. El dios revisa un gabinete infinito (el Dr. Porter da un trago al vodka) y en un pergamino lee siempre la siguiente línea:
- Los hombres sostienen el universo recitando de memoria esta conversación.
(El Dr. Porter bebe de nuevo, se rasca la nuca, continúa:)
El demonio ve que los hombres no tienen memoria, así que se las obsequia con engaños: les hace creer que no es memoria, sino imaginación”.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
jueves, 27 de mayo de 2010
Consejos vitales - David Moreno
Hijo mío, ya no eres ningún alevín. Has crecido y es hora de que tengamos una charla de padre a hijo. Escúchame con atención. Se acerca tu primera vez y aunque la curiosidad te domine debes ser cauteloso. Yo mismo, de joven, estuve a punto de caer en la tentación, tenía hambre y el bocado era jugoso. Casi pierdo la cabeza, pero vi a tiempo el anzuelo y me salvé de la muerte.
Fábula blanca - Lilian Elphick
Escena hogareña - Sergio Astorga
La alcachofa confundida en verdes dispares, se apoyaba en la mesa con un mutismo florido, alcanzando a la luz del quinqué, desenvolturas nada apetecibles. El trayecto de la canasta al vinagre le fue indiferente; hasta que una mano insertó pequeños trozos de queso, que se acomodaban irregulares tras las hojas.
martes, 25 de mayo de 2010
Confesiones – Sergio Gaut vel Hartman
Espada - Héctor Ranea
Como Alejandro Magno - Jorge X. Antares
Idus de marzo - Antonio Cruz
El ornitorrinco feroz - Ildiko Valeria Nassr
domingo, 23 de mayo de 2010
Pasión alienígena - Martín Gardella
Ella es una chica de otro planeta. Tiene una nave espacial camuflada en la cocina de su casa, pero lo niega (dice que sólo es un electrodoméstico un poco antiguo, que hace un ruido muy particular). Disimula, prefiere ocultar su origen. Habla perfecto español, toma mate, come empanadas. Apaga las luces de su dormitorio cuando la desvisto, alegando ser un poco vergonzosa. Quiere convencerme de que es una mujer normal, pero no lo logra. Las caricias de sus manos de ocho dedos la descubren. Y sus besos hechiceros, tan distintos a todo lo antes conocido, tienen el sabor característico de las estrellas.
Tomado de http://livingsintiempo.blogspot.com
Tres de familia - Oscar Román Alconada
En la cocina pondremos a su madre, como si estuviera cocinando. Su padre en el sillón, de frente al televisor. Su hermana cerca de la ventana, como si regara las plantas. Estarán todos en su octogésimo cumpleaños. Recuerde: no se quite las gafas anaglíficas para ver los carteles, y será como si nunca hubiesen muerto.
Tomado de http://oscarroman.com/
Sobre el autor: Oscar Román Alconada
Mordaza – Ruy Feben
Desde hace semanas tiene encerrado a un hombre, amordazado, con ojos vendados, extremidades atadas; sabe que ese hombre tiene un plan para escapar. Pero no sabe cuál.
Así que el escritor borra y reescribe. Todos los posibles planes le parecen inverosímiles, hipócritas, burdos. Arroja a la basura la décima versión del cuento, y se dice que estaría dispuesto a cualquier cosa por saber cuál es el maldito plan. Afuera, el sol parece irreal.
Desesperado, el escritor sale a caminar. A los pocos pasos siente un golpe en la cabeza. Despierta con ojos vendados y extremidades atadas, amordazado. Se tranquiliza: pronto, y sin ayuda de su hombre, habrá descifrado el plan.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
viernes, 21 de mayo de 2010
Criminalística - Antonio Cruz
“El cadáver estaba a veinte centímetros de la acera y a un metro de la puerta” dice el policía.
“La cápsula que encontramos era calibre 45” dice el investigador
“El deceso se produjo hace exactamente cuatro horas” dice el médico forense.
“La criminalística es una ciencia demasiado exacta” pienso con fastidio mientras me levanto y apago la tele.
Calles innombrables - Héctor Ranea
El nuevo Intendente sabía que muchas calles tenían nombres de delincuentes con éxito y de diversa laya. Decidido a cambiarles el nombre, optó por bautizarlas con el nombre de un poeta, un escritor o un artista que hubiese vivido en ellas. Mantuvo ese proyecto tan en secreto que ni su esposa lo conocía. En breve encontró que ningún artista había vivido en ellas y, peor, que los ciudadanos consideraban a esos delincuentes generales victoriosos, políticos avezados, hasta artistas, pues no faltaba quien hubiese narrado sus propias supuestas hazañas en versos o acuarelas. En su noche más triste, escribió varios sonetos, una nota de suicidio explicándole a su gente la decisión tomada y se tragó una bala de doce gramos a cuatrocientos metros por segundo. Desde luego, la nota nunca se dio a conocer. Hoy su nombre decora una calle que bordea el fétido arroyo del basural.
Control de población - Javier López
Como cada día, los empleados municipales llegaron a las doce treinta de la mañana para poner en marcha el sistema de control.
Las numerosísimas palomas amenazaban ya la vida de la ciudad. Pisábamos sobre una enorme masa de excrementos animales, y los edificios públicos se estaban deteriorando rápidamente. Los efectos eran peores que los de la lluvia ácida.
Los operarios sacaron de la furgoneta unas grandes redes. En ese momento la plaza se quedaba como congelada, las personas quietas, los animales expectantes.
Pocos minutos después, las redes estaban repletas de una caza abundante. Quince personas atrapadas en su interior gritaban y blasfemaban.
Pero los empleados habían cumplido con sus órdenes. Había que mantener el control sobre la población que alimentaba a la plaga.
Alea jacta est - David Moreno
miércoles, 19 de mayo de 2010
Mala lengua – Héctor Ranea
Alta. Flaca. Blanquísima. Pelo negro. Chicata. Tetona. Bella.
Todos la miraban cuando llevaba su bandeja de comida en el comedor de estudiantes. Todos, sin excepción: sedientos. Ansiosos. Libidinosos. Ella sonreía porque lo sabía.
Cuando se le acercaban para hablar, sonrojándose miraba a sus amigas.
Yo la estudiaba todos los días en esa rutina y sabía cómo seguían las cosas.
El diálogo era casi siempre el mismo:
—Me dijeron que podías. ¿Es cierto eso?
Ella no contestaba. Miraba para otro lado y se notaba que reía de pura timidez. Si el chico insistía, ella lo miraba fijo con sus lentes pequeñas.
—Sí, es cierto.
—Mostrame —lo oía decir.
Entonces ella sacaba su lengua y llegaba a lamerse la oreja (casi siempre la izquierda). Si él abría desmesuradamente los ojos ella, antes de que nadie pudiera apercibirse, de un único bocado lo devoraba.
Le resultaban irresistibles cuando abrían tanto los ojos.
Seis disparos, una bala - David Moreno
Las cinco y media de la tarde, llueve en la calle y aunque algo adormilado en el sofá, me asalta sorpresivamente una historia para un nuevo microrrelato. Sin perder tiempo salto en busca de papel y bolígrafo y empiezo a escribir:
“Cinco integrantes de la mafia saldan sus cuentas jugándose su suerte a la ruleta rusa. El primero, tras dar un buen trago de whisky, suspira, cierra los ojos y … ¡pum! Ha tenido suerte, este es un disparo sin bala. Uno tras otro emulan a su compañero con igual resultado…”
Levanto la vista del papel pensando la manera idónea de continuar y es cuando me doy cuenta de que mi mano derecha tiene un revolver apuntándome a la sien.
Microrrelato express 55 – Eduardo Cruz Acillona
Evacuación - Alejandro Ramírez Giraldo
A la hora de la siesta, mientras roncaba en el sofá, un diminuto hombre se metió en mi organismo. De inmediato empezaron los dolores estomacales, problemas de incontinencia, crisis respiratorias y preinfartos. Ahora estoy sentado en el sanitario, dispuesto a dar la pelea por mi vida. Ingerí un eficaz laxante y espero escuchar, en cualquier momento, un agudo grito de terror.
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
lunes, 17 de mayo de 2010
Frase con erratas - Saturnino Rodríguez Riverón
El niño pintor - Samanta Ortega
El niño no quería pintar en un trozo de papel. Por eso continuaba haciéndolo dentro de su habitación por el suelo, las paredes, la mesa, la cama, hasta en su propio cuerpo.
Un día vio cómo le pegaban a su perro por hacer pis dentro de la casa y se sintió identificado con su amigo y no tan solo. ¡Qué suerte que esto no le pasó a Dios!, le dijo un día a la madre cuando ella lo vigilaba en el comedor mientras el niño estrenaba sus primeras acuarelas.
Sandstorm - Ruy Feben
Uno es japonés y, consecuencia de lecturas atropelladas y demasiada fe en sí mismo, escritor. Escribe sobre un hombre que se embarca a Oriente tras años de cárcel. Las razones, inciertas; las acciones, desmesuradas. El cuento acaba con un disparo y un odio añejo pero inexplicable.
El otro, por recomendación, lee esa tarde por primera vez a Murakami, sin entenderlo. No sabe que un mes después será arrestado en el Barrio Chino, que irá a la cárcel con un rencor creciente como el sol que nace al Este.
Ambos ignoran que, mucho tiempo después, el azar los encontrará de nuevo.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
Tarde animada - David Moreno
sábado, 15 de mayo de 2010
Yuxtaposición inversa - Alejandro Ramírez Giraldo
Una mujer llora en la banca de un parque. Un hombre observa por la ventana hacia al parque y decide destapar el libro. Un anciano compra un libro y lo cubre con papel de regalo. Una joven prostituta escribe un libro entre las sombras de la cárcel. El juez oculta parte de las pruebas y pronuncia una sentencia sesgada. El hombre de negocios le ofrece un nuevo martiní al juez y le dice algo al oído. La hija menor del juez abandona la casa con un hombre de dudosa reputación. Un paparazzi retrata a la hija del juez prostituyéndose con el hijo del Ministro de Sanidad...
Tomado del blog: http://cuentominicuento.blogspot.com/
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
Retorno - Rita Vicencio
Los retornos nunca son sencillos, es de todos bien sabido, aunque las cosas sigan igual a como las dejamos, algo siempre cambia. Ya lo dijo aquel viejo filósofo: nunca nos bañamos en el mismo río. Y en mi caso las cosas no han sido diferentes, el retorno está siendo algo demasiado complicado, en primer lugar porque me enterraron más de seis metros bajo tierra cuando volaron en pedazos esta cueva, y en segunda porque el reanimador es una bestia que no sabe distinguir una gallina negra de un pato.
Tomado del blog:
http://saborajenjo.blogspot.com/
Suma y sigue - David Moreno
¡Imbéciles! No hay quien los entienda. A Rafa lo dejé por celoso, no me permitía hablar ni con el conductor del autobús. A Juan porque no pensaba más que en el fútbol y una noche de un puntapié casi me rompe la tibia. A Víctor porque era demasiado zalamero, quería besos todo el tiempo. A Fran, por lo contrario. Nunca me daba uno. Y así voy aumentando la lista. Anoche conocí a David, parece un buen chico. Dice que es microrrelatista y por si acaso le he dejado claro que a mí el tamaño sí me importa.
jueves, 13 de mayo de 2010
Primavera - Óscar Román Alconada
Cuando nos lleven, el conductor no podrá bajar las ventanillas. Nadie tendría que fumar delante de mí. No debo sofocarme al aire libre, ni salir los días con viento. No deben limpiar el polvo, ni ventilar temprano. No quiero ir. Ya no es sólo por la alergia, mi sargento, es que no quiero molestar en las maniobras.
Tomado de http://oscarroman.com/
La vuelta al mundo más corta – Salvador Mira
Salió de su casa aquella mañana y miró al horizonte. Pensó que si avanzase continuamente, daría la vuelta al mundo y llegaría al mismo lugar donde se encontraba. Entonces sintió deseos de hacerlo. Cerró los ojos y giró ciento ochenta grados. Ahora estaba mirando a la puerta de su casa. Siguió girando, y cuando al fin había completado el círculo, su ego le hizo sentir que había conseguido dar la vuelta al mundo.
El cura en San Antón - Óscar Román Alconada
Tomado de http://oscarroman.com/
martes, 11 de mayo de 2010
Un mundo copado todo el tiempo - Lisandro Varela
En el cyber una muchacha punk mira fotos de chicas en el fb y anota en una libreta.
Un Rastrojero quema mal y el taxista le hace caras. Ser botón se lleva en el alma.
—Siempre voté en contra, dice uno en Kentucky.
Va medio torcida, medio incomoda arriba de los zapatos y todavía es linda.
Me siento como un Humvee pintado de muchos colores.
Las cajeras del Francés del Bajo y Paraguay son lindas. Una es un poco tenista, otra un poco lo mejor que dio Liniers, otra un poco Hezbollah.
Las cajeras se ríen.
Me duermo con la mano entre las manos de Gordo Anchoa.
En el Francés del Bajo y Paraguay empieza un mundo en el que todo es copado todo el tiempo.
Tomado de: http://vidadocampo.com
Sobre el autor: Lisandro Varela
Ilustración: Georg Grosz
Nobleza obliga - Héctor Ranea
–¿Qué pasa Igor, por qué esa cara? –dijo el Conde, preocupado al ver a su criado mirarle con repugnancia.
–¿El señor estuvo otra vez con una mujer de la nobleza, acaso?
–Has adivinado, Igor. ¿Cómo supiste?
–Pues que volvió otra vez con la camisa manchada de azul y seguro que no fue por beber tinta, Conde –dijo con condescendencia Igor.
Por buena conducta - Samanta Ortega
Damn you, Charlie Parker - Ruy Feben
—¿Cuándo te liberan? —preguntó ella.
—Pronto —él, como en llanto—. O eso creo: en esta celda el silencio es el único modo de medir el tiempo.
—¿Qué harás después?
—No sé —la voz encerrada como el silencio de noche—. Un rumor en mi cabeza me pide escuchar jazz.
La llamada se cortó, se volvió remolino: mi jazz cesó como escalofrío y aparecí aquí. Sólo me queda ese recuerdo al escribir estas líneas, esperando una llamada en el silencio de la celda, sintiéndome otro.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
domingo, 9 de mayo de 2010
El nido – Ruy Feben
Hace veinte años se retiró tras el robo que no pudo resolver (esos malditos rubíes). Se mantuvo cuerdo jugando al detective: buscando cosas perdidas en la sala, ratas en el ático. Con casos como el de las hormigas, cuyo nido busca, desesperado, por toda la casa.
Así que abre un cajón que nunca había abierto. Ver dentro le duerme el brazo izquierdo: mal envueltos en un mantel roído, los rubíes brillan con la tarde. “¿Qué pasa?”, pregunta su esposa, que finge sorpresa mientras alza el cuchillo.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
El beothuk – Sergio Gaut vel Hartman
Le pifié al destino - Arantza Ruiz de Mendarozqueta
Juegos - Javier Arnau
Por eso tuvimos que dejar de jugar a esos juegos de tardía añoranza, y empezar a remembrar bucólicas escenas que, tal vez, nunca arribarían.
Y eso fue todo, nuestro paso de la infancia a la madurez podría resumirse así, con esas pocas líneas condimentadas con un poco de alegoría, y otro poco de evocación.
La costa - Héctor Ranea
viernes, 7 de mayo de 2010
Destacada - José Luis Vasconcelos
Superstición – Ruy Feben
Para calmar el llanto, relató la vez que chocó tras pasar bajo una escalera (la niña viéndolo absorta). La vez que perdió el empleo tras tirar sal en la mesa; la fortuna tras romper un espejo. Todo es pura mala suerte, nenita; pero calma: a ti no va a pasarte eso.
Subieron al puente que cruza la avenida. Arriba, Don Epifanio escaló con trabajos al barandal, la nena en hombros. Un gato negro pasó tras ellos en el instante que saltaron al vacío.
Tomado de: http://elclaxon.arts-history.mx/
Respóndeme, mamá - Alejandro Ramírez Giraldo
Tomado del blog: http://www.minicuento.com/
Sobre el autor: Alejandro Ramírez Giraldo
El canario - Víctor Lorenzo Cinca
Tomado de Realidades para Lelos
Un millón de sonrisas - Óscar Román Alconada
Tomado de http://oscarroman.com/
Sobre el autor: Oscar Román Alconada