sábado, 3 de abril de 2010

Descuido – Mónica Cazón


Esa falda cruzó, desafiante y segura, la Avenida Aconquija. El movimiento ondulante de la tela sacudió las tinieblas de mi sexo y despertó los años dormidos; recuperando la juventud por unos segundos.

Entonces la seguí. Inconsciente e impulsivamente caminé detrás de sus pasos, y obnubilado como estaba, olvidé los semáforos.
Esa falda clara, suave, descomunal, fue mi asesina.

Del libro en preparación: PLEXOS

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