domingo, 31 de mayo de 2009

Cuestión de conciencia - Cristian Mitelman


El hombre se baja del auto para auxiliar a la persona que acaba de atropellar. No hay nadie en la calle; la noche pareciera girar en derredor de esos dos cuerpos: el caído a un costado y el que mira con desesperación. Se dice a sí mismo que lo mejor será colocarlo en el asiento de atrás del coche, pero para eso debe levantarlo con suavidad infinita. Reconoce entonces a un viejo compañero de escuela al que una vez odió por haberle quitado su primera proyección amorosa. ¿Será posible? Es él. No puede ser otro. Los años pasaron, pero lo esencial de aquel rostro se mantiene.
Entonces piensa. ¿Fue en verdad un accidente? ¿Acaso, en medio de la noche, no pudo haber reconocido a su antiguo contendiente y atropellarlo por su viejo rencor?
Hay un hombre caído y otro que mira. Segundos después, el auto arranca.

La reconquista - Fabián Casas


Un niño de dos años fue el único capaz de disuadir a los invasores. Cuando el mega-ejecutor alienígena estaba a punto de destrozar a esa pulga morena que se acercaba asomando los pañales por debajo del pantalón corto, el pibe le ofreció un trozo medio comido y algo babeado de su postre preferido: un panqueque. Los megaejecutores se detuvieron. Tras una pausa interminable, levantaron vuelo, olvidándose de la Tierra condenada. Ahí está el pelotudo del padre, orgulloso, hablando por la tele, como si él hubiese tenido algo que ver.

Síndrome Solaris – Héctor Ranea


Los infantes que nacen con el Síndrome Solaris tienen una sensibilidad muy particular al comer. No pueden deglutir cosas que hablan porque recientes análisis muestran que ellos, al oír las voces y gritos, se sugestionan y adquieren imágenes extrañas en sus mentes. Es inútil inducirlos a comer lo normal que comen nuestros hijos. A ellos las cosas que hablan les dan fea sensación, vómitos y malestar permanente. Se aconseja cocinar antes a los seres que hablan. Un leve hervor bastará y las proteínas conservan gran parte de su poder nutritivo. Tal vez se requiera una dieta de mayor ingesta para compensar la leve pérdida proteica. 
Nota: no es necesario afeitar a los humanos.

Jobis 1 – Sergio Gaut vel Hartman


Adquirí el nocivo hábito de escuchar con gran atención las conversaciones ajenas, hasta el punto de que esa vigilia, ese tiempo robado al sueño, se convirtió en mi hora preferida de la jornada. Y lo hice con tal empeño que, en la quietud de la noche, junto a la puerta entornada de la sala, cuando aquella familia desangraba sus reproches y se mortificaba con purulentas acusaciones, mis antenas crecían tres o cuatro metros y llegaban a hacerles cosquillas en los tobillos desnudos, lo que elevaba el nivel de la irritación por encima de los límites tolerables. Dejé de hacerlo cuando el mayor de los hermanos mató a la abuela. No tenía sentido poner el peligro la diversión y verme obligado a buscar otra familia.

Edulcorante autorizado - Jorge X. Antares


La maestra vio como su alumno predilecto desaparecía convertido en una masa gelatinosa que se esparció por el suelo de la clase. Todo ocurrió después de ingerir esa nueva golosina en forma de diamante. El resto de los niños miró sus manos. Algunas tenían aun el dulce en ellas... Otras estaban vacías.

viernes, 29 de mayo de 2009

El adelantado- Alejandro Bentivoglio


Estamos al borde del precipicio, pero no sabemos quién dará el siguiente paso. Nos miramos unos a otros, en un silencio que ya lleva horas. Creemos que finalmente alguien tendrá el valor de saltar y seguir adelante, hacia lo desconocido.

Pero llega la noche y nos encuentra reunidos alrededor de una fogata. Todavía en silencio, pero hermanados por una cobardía que terminará la mañana siguiente, en ese glorioso e inolvidable amanecer cuando, casi con descuido, empujemos a cualquiera de nosotros hacia el abismo.


Tomado de Dakota/memorias de una muñeca inflable

Abducidos- Héctor Ranea


Entre las personas que abduje en mi interior están dos payadores: uno argentino, el otro cubano. El cubano es medio holgazán el otro, holgazán del todo. El argentino sabe expresarse bien pero es incoherente, vago y malambeador de profesión. Compone décimas en octavas, pero ni es prolijo ni se le entiende. En realidad, me divierten, sobre todo cuando el argentino se pone a contar cómo hace el menjunje chimichurri, o canta en coplas a cualquier cosa que ande por mi cabeza. Pero, la verdad, me hace perder tiempo. Eso sin contar con que muchas veces se pone a enseñarle al cubano cómo se juega al truco, cómo prepara el locro o baila zamba con los demás. Un día de éstos tiro por la borda a estos dos vagos y veo si puedo abducir un astrónomo o un físico serio que me dejen pensar en mis cosas.

El tablero de la vida- Sergio Gaut vel Hartman


Norman Bates y Bobby Fischer juegan una encarnizada partida de ajedrez. Un caballo muere en circunstancias misteriosas en la ruta 65, cerca de Wichita. El rey del trapecio da un salto al vacío. Una dama desengañada se suicida en Suiza. Un peón mata a su patrón y se refugia en la torre de Babel. El Obispo Negro se vuelve loco e incendia medio juego (el otro medio es blanco); el Sumo Pontífice muere carbonizado y el Gran Rabino de Jerusalén lo acompaña, transido de dolor. ¿Es posible relacionar todos estos hechos? Sin lugar a dudas: el tablero de la vida, una vez más, se ha cubierto de sangre y fuego. Norman Bates resulta derrotado, como todos habrán imaginado, pero él, lejos de angustiarse, lo disfruta. Bobby no se entera de nada.

Urgencia- Esteban Dublín


Mientras la sirena aturde a los transeúntes, el piloto les suplica por megáfono a los automóviles que abran paso. Sus palabras son inentendibles, pero eso no es impedimento para que la solidaridad aparezca repentinamente en los agresivos conductores. Gracias al esfuerzo de movilidad y al altruismo ciudadano, la ambulancia llega rápidamente a su destino. Con prisa, los paramédicos se bajan a atender la urgencia. El primero de ellos toma la palabra y pide el menú del día.



http://estebandublin.blogspot.com/

miércoles, 27 de mayo de 2009

Remedios para melancólicos - Graciela Pérez Aguilar


Es sabido que los pacientes internados durante cierto tiempo experimentan un síndrome que, a veces, se llama hospitalismo y produce depresión y melancolía. Modestamente, imagino que se podría paliar llevándoles ramos de malvones o crisantemos, olor a pis del gato familiar, pasto mojado por la lluvia, ruidos del tránsito de la calle en que viven, olor a guiso de mondongo o a ternerita con arroz, conversaciones de los vecinos y el tacto de las sábanas de sus propias camas. Claro que no siempre es posible introducir subrepticiamente todo eso dentro del bolso que intentamos pasar por la guardia.

¿Dónde? - José Luis Zárate


Con qué sorpresa miró la foto del hada en el bosque. El vértigo de tener una prueba de lo inexistente.
—¿Dón-dónde encontraste….?
La voz lo traicionó.
Calma, calma.
Tantos susurros, secretos, misterios sobre el tema, tanta necesidad de recobrar lo que perdimos, tanta fe derramada que al fin tenía respuesta.
Se recobró.
Una prueba no era suficiente. Era un principio firme después de siglos de niebla, pero sólo era un principio.
Había que ir ahí, había que tocar lo increíble, había que…
Su voz fue firme.
—¿Dónde encontraste un bosque?


Tomado de: http://zarate.blogspot.com/

El maní me recuerda a Cuba - Héctor Ranea


A Carmen Carrillo quien me prestó: título y parte de la anécdota.

Estábamos paseando por La Habana Vieja. Buscábamos un lugar donde comer. La noche anterior habíamos cenado en una casa naranja en una avenida cuyo nombre no recordábamos. Decorada sobriamente, con excelente comida y mejor ron, ahora la extrañábamos. Se acercó un señor muy circunspecto que ofreció cucuruchos de papel con cacahuates, maní como los llaman ahí y nos pasó un papelito de estraza de dos por cuatro en el que había escrito las cosas que coleccionaba: tapas de gaseosas, estampillas, trebejos, frascos de remedio, trozos de vidrio azul, cintas de envolver, banderines, doblones, papeles de chocolates, cajetillas vacías de cigarrillo, cosas mil. Quizás tostaba el maní con esas cosas, porque sabía de maravillas. Nos quitó el hambre hasta la noche en que volvimos a esa mansión, ya dorada.

Palabricidio - Esteban Dublín


Lentamente, una a una se acomodan en una pared cubierta de sangre y, temblando, se ponen en posición. Al frente, Leo levanta su fusil, apunta con detenimiento y, con una tremenda precisión, dispara en el centro de cada una de las condenadas a muerte. En segundos, caen un beso, un secreto, un miedo, una tormenta, un viaje, un delirio, un escalofrío, un final, un adiós, una grieta, una puerta, un ave, un reflejo y una necesidad. Una vez culmina el fusilamiento, Leo deja su arma en el suelo, levanta las palabras asesinadas y las incluye en su nuevo poema.

Papamóvil - José Luis Vasconcelos


Para Dragón de Azúcar

Su Santidad guiaba aquel vehículo como si fuera piloto de la Fórmula Uno. Intrépido cual arcángel vengador, cruzaba calles y avenidas pasándose por la sotana ordenanzas viales y luces de semáforos. Sabía que saldría sano y salvo porque conducía un auto de fe.

lunes, 25 de mayo de 2009

El propósito de la luna 9 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja. Quería mandársela a Marilyn Monroe, pero no sabía cómo hacerlo.
No podía permitirse el mandarla personalmente. No tenían amigos en común. Y si se la mandaba él al estudio de filmación, una mujer fornida en un traje de tweed seguramente la tiraría a la basura.
¿Correría el riesgo de confiársela a Railway Express? ¿A United Parcel Service? ¿A Brink's?
La oreja de Vincent van Gogh era su amor. Incapaz de enviarla a través de canales normales, fue al campo de trigo y la mandó por cuervo.

El propósito de la luna 8 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Inmediatamente tuvo dudas y cayó en una profunda depresión.
"Oh, ¿por qué fui tan presuntuoso?" se preguntó. "Una oreja es algo muy íntimo. ¿Qué tal si a ella no le gustan las orejas? Mejor debería haber enviado violetas o fósforo. Debería haber enviado papas, dentífrico o pinceladas de ancho significativo. Esa oreja la va a ofender, lo sé. Oh, deberían llamarme Vincent van Gaffe. Lo arruiné nuevamente."
En medio de toda su agitación una nota llegó desde Norteamerica. "Querido Señor," comenzaba, "Muchísimas gracias por el bolso de seda." Vincent van Gogh se relajó. Sonrió de oreja a...oops.

El propósito de la luna 7 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Paul Gauguin estaba horrorizado. "Eso fue de muy mal gusto, Vincent," dijo Gauguin. "Dentro de unos años, luego de que estés bien muerto, serás recordado más por haberte cortado tu oreja que por la belleza y la verdad de tu arte."
Desde atrás de sus vendas Vincent van Gogh miró a Paul Gauguin y sonrió. "No te preocupes," dijo. "El Arte se cuida a sí mismo. Y lo que el mundo piense cuando yo esté bien muerto me tiene sin cuidado. Lo que importa es la vida. Lo que importa es el amor. Yeah."
Al día siguiente, Paul Gauguin se cortó su esposa y se mandó a Tahiti.
"Pobre Gauguin," suspiró Vincent van Gogh. "Entendió sólo la mitad de lo que dije."

El propósito de la luna 6 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe.
La oreja mutilada le recordaba a Marilyn Monroe una luna creciente, y por horas la contemplaba a la luz de la luna.
Ella llamó por teléfono a Vincent van Gogh. "¿Tiene un propósito la luna?" preguntó.
Vincent van Gogh consideró la pregunta. Pensó que era tonta.
Albert Camus escribió que la única pregunta seria es si debés suicidarte o no.
Tom Robbins escribió que la única pregunta seria es si el tiempo tiene un comienzo y un final.
Camus claramente se había levantado con el pie izquierdo, y Robbins se debe de haber olvidado de poner el despertador.
Hay una única pregunta seria. Y es: ¿Quién sabe cómo hacer que el amor dure?
Respondeme eso y te diré si debés suicidarte o no.
Respondeme eso y tranquilizaré tu mente sobre el comienzo y el fin del tiempo.
Respondeme eso y te revelaré el propósito de la luna.

El propósito de la luna 5 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Poco tiempo después, Marilyn Monroe voló a París, condujo un auto de alquiler al sur de Francia y buscó a Vincent van Gogh.
Luego de una apropiada introducción, Marilyn Monroe sacó un paquete de Hostess Twinkies. Los Hostess Twinkies siempre viajan de a pares; al igual que el coyote, el gorila, la ballena asesina y la grulla americana, los Hostess Twinkies se aparean de por vida, había un Twinkie para cada uno de ellos.
Cuando la merienda se acabó, Marilyn Monroe buscó en su costurero, sacó una aguja y un carrete de hilo verde y se puso a coser la oreja de Vincent van Gogh donde pertenecía.
"Ya está," dijo, lamiendo un resto de crema de Twinkie de la comisura de su boca. "Ya está, picarón. Y la próxima vez que quieras cortarte una parte tuya como muestra de afecto deberías tener en cuenta la vieja costumbre judía. Es menos sucia y socialmente más aceptable. No te olvides, orejar es humano, prepuciar es divino."

El propósito de la luna 4 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Tras lo cual Marilyn Monroe se cortó una de sus orejas y se la mandó a Vincent van Gogh.
Vincent van Gogh se cortó el dedo chiquito del pie y se lo mandó a Marilyn Monroe. Marilyn Monroe le mandó uno de los suyos a cambio. Luego, Vincent van Gogh se cortó un párpado y lo envió. En el correo de regreso recibió un párpado de Marilyn Monroe. Su amistad se volvía más cálida.
Se intercambiaron anulares, lenguas, ombligos y pezones. Un día, Vincent van Gogh se cortó el corazón y lo envió rápidamente a Hollywood - pero para entonces Marilyn Monroe se había aburrido de todo el asunto y se había fugado a Tijuana con Warren Beatty.
Vincent van Gogh estaba destruído. Sin embargo, no debería sorprenderse. Este es el camino que muchas veces sigue el amor.

El propósito de la luna 3 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Unas semanas más tarde el paquete le fue devuelto a Vincent van Gogh. Le habían escrito REMITENTE FALLECIDO.
Vincent van Gogh hizo averiguaciones y descubrió que era cierto. En su investigación se enteró que Joe DiMaggio había ordenado que rosas rojas frescas se colocaran en la tumba de Marilyn Monroe cada tres días, por siempre. No por lo que durase la vida de Joe DiMaggio, nótese bien, no por lo que durasen Hollywood, sus films y sus cementerios, sino por siempre.
Vincent van Gogh se apoyó contra la mareada corona de un girasol epiléptico. Dijo, "Después del fin del mundo, a Joe DiMaggio le van a devolver algún dinero."

El propósito de la luna 2 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe. Cuando desenvolvió el paquete y se encontró con la oreja, Marilyn Monroe puso su famosa sonrisa de gato-que-se-comió-la-banana.
Marilyn Monroe colocó la oreja en una caja de palo de rosa en su vestidor. De tanto en tanto, ella sacaba la oreja de la caja, la acariciaba, la soplaba, la rascaba y se reía. Una vez ella enganchó la oreja en una cadena de plata y la usó como collar en una fiesta. Siempre tuvo la intención de escribirle al propietario original de la oreja una hermosa nota de agradecimiento, pero nunca se hizo el tiempo.
¿Fue Vincent van Gogh un tonto?
Quizás Marilyn Monroe fue la tonta. Después de todo, Vincent van Gogh hizo un grandioso gesto y Marilyn Monroe lo recibió frivolamente.

El propósito de la luna 1 - Tom Robbins


Vincent van Gogh se cortó la oreja y se la mandó a Marilyn Monroe.
Marilyn Monroe quedó tan conmovida que abandonó todo - su carrera, su piscina, su bamboleo, su teléfono, su suicidio, todo - y se mudó al sur de Francia para estar con Vincent van Gogh.
¿Vivieron por siempre felices? No, nadie lo hace. Pero simularon ser por siempre felices. Y como todas las cosas se vuelven lo que simulan ser, la felicidad falsa es tan buena como la auténtica.


El propósito de la luna se publica simultáneamente en Químicamente impuro y Breves no tan breves.
Tomado originalmente de La idea fija
Traducción de Saurio

sábado, 23 de mayo de 2009

Ciudad Imposible - Héctor Ranea


Ciudad Imposible - Héctor Ranea
Cuenta el viajero moro que en España no hay lugar donde comer en el que las moscas no se posen sobre las frentes de los campesinos árabes.
Él propuso que las ramas que se cortan de los olivos y vides sean agitadas a la entrada por el mismo viento y así las moscas no pudimos entrar más a comer de los parroquianos.
Elegimos un lugar de La Mancha para asesinarlo, cosa que hicimos con éxito, pero el nombre del lugar, como tantas cosas en La Mancha, ha caído en el olvido.

Foto: Licencia Creative Commons. Moscas de la familia Anthomyiidae sp. copulando.

Entre hermanas – Eduardo Gotthelf


Entre hermanas – Eduardo Gotthelf
Siempre competimos, mi hermana y yo. De jóvenes, una siempre le robaba el novio a la otra. A la hora de casarnos, seguramente para evitar problemas, ambas elegimos hombres poco agraciados.
Pensándolo bien, los hombres poco agraciados tienen un atractivo especial.

Reproducido con permiso del autor de Cuentos Pendientes. Editorial Ruedamares (2007).
Foto: H. Ranea

El soldado perfecto - Jorge X. Antares


El soldado perfecto - Jorge X. Antares
La enfermera gritó al ver el cuerpo descabezado del soldado moviéndose y golpeando con rabia demente todo lo que estaba a su alcance. El experimento de cruce genético de hombre y cucaracha era un éxito. El coronel Birdhausen sonrió y pensó que ya nadie contradeciría sus ordenes.

Foto: H. Ranea

Peligros de la ciudad (8) - Jordi Cebrián


Peligros de la ciudad (8) - Jordi Cebrián
El autobús se desvía de su trayecto habitual. Una viejecita sentada delante es la primera en notarlo. Un señor con una maleta y una chica de rasgos achinados avanzan también para interesarse. "Son órdenes", dice el conductor. "Nueva ruta".
Los pasajeros se agolpan en las ventanas y ven alejarse la ciudad. Dos hermanos se miran: llegarán tarde al colegio. Si alguien hace amago de protestar, algún pasajero lo retiene: "No vale la pena. Son órdenes".
Cuando paran ya no hay edificios, les rodea el desierto. Los pasajeros bajan, el autobús se aleja. Se sientan bajo el sol y esperan inutilmente.

Foto: H. Ranea

jueves, 21 de mayo de 2009

Triple fusilamiento - Sergio Gaut vel Hartman


Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu. Pero le bastó con mirar a su alrededor para determinar qué era realidad y qué ficción: el dinosaurio todavía estaba allí, probándose los zapatitos de bebé con poco uso que le había comprado a Hemingway. Y, por supuesto, no le calzaban.

Acoso - Héctor Ranea


En la sala de las momias egipcias, el Museo no tenía ninguna alarma ni de intrusos ni de merodeadores. Los remedos de tumba, entonces, quedaban desamparados la mayor parte del tiempo de no ser por un venerable cuidador que, todos los días del año, tomaba la temperatura de las momias y las anotaba en un librito. Tenía miles de libros iguales, el cuidador. Una noche, la momia del sepulcro denominado A77 tuvo sexo con la del sepulcro B56, al parecer sin consentimiento. El viejito notó la anomalía sexual porque se produjo un salto en la temperatura de ambas momias. Evidentemente, tal sesión no habría sido satisfactoria para ninguna de las dos.

Megera - Lilian Elphick



Aquí estoy, en el sitio que he elegido. No voy a llamar casa a un agujero que sólo tiene por luz mi furia encadenada. Nadie me visita, salvo mis hermanas Alecto y Tisífone, Erinias de sangre caliente que intentan convencerme con horrores de utilería. Que persiga, que castigue, que condene a los infieles, a aquellos que han amado más allá de sí mismos y que huelen en sus manos el perfume embriagador de la derrota.
A fuerzas de costumbre, el abismo de mi tristeza: escribí mil cartas de amor que no fueron leídas.
Esperé. Esperé. Caí a la tierra. Las piedras me consolaron, el rosario de huesos, la arena silenciosa.
Debería bastarme.

Tomado de http://lilielphick.blogspot.com/

La noche - Esteban Dublín


A las seis de la mañana no salió el sol. Ni a las siete, ni a las diez, ni a la una de la tarde. El día corrió lúgubre, alumbrado tan sólo por la generosidad satelital. Pocos salieron. Sólo las putas, los taxistas y los murciélagos se entregaron sin condiciones a la oscuridad interminable. La mayoría esperó en vano a que la luz saliera de nuevo. Pero nada cambiaría. Cansada de que derritiera sus lápices cada amanecer, Nigthwriter había guardado el sol en una caja fuerte que sólo podría abrirse con un halo de la luna.

Tomado de: http://estebandublin.blogspot.com

Gripa - Carlos Feinstein


—¿Doctor que tengo? Yo no quiero morir de la gripe, por favor no me mienta, puedo darme cuenta de la gravedad en que me encuentro.
—No, usted no morirá jamás de la gripe, eso sería imposible.
—¿En serio?, no lo puedo creer. ¿Qué le hace pensar eso? ¿Tengo defensas genéticas o innatas en mi organismo que me hacen inmune a la influenza? Seguro que soy diferente a los demás, si yo siempre supe que era mejor al promedio de la humanidad. Mi madre siempre me dijo que yo era especial como todos los de nuestra familia. Únicos, sin ninguna clase de duda. No estaba destinado a morir por una enfermedad de miserables.
—No para nada, el dengue hemorrágico que hemos detectado en los análisis lo matará antes. Difícil que pase la noche.

Sobre el autor: Carlos Feinstein

El extraño caso de Jazmín - Jorge Martín


No iba hacia adelante en el tiempo, envejeciendo, ni hacia atrás, haciéndose más joven. Ella iba hacia los lados. A veces era su tía solterona y no pensaba más que en casarse, al otro día era su abuela y balbuceaba recuerdos, llamaba gente que ya no existía y sin recordar lo que había preguntado un segundo atrás. Peor se ponía cuando se apoderaba de ella la vecina de la verdulería y sacaba a la calle, en un balde, los tomates y la lechuga mustia de la heladera. Su madre la corría por la cuadra tratando de recuperar la comida desparramada en la vereda. Era ella misma pocas veces, por lo que no aprendía nada. Compuesta de pedazos de otros, que después de unas horas se le iban desprendiendo. El diagnóstico no fue digno de una película: "trastorno de identidad disociativo".

Vida cotidiana en emergencia - Graciela Pérez Aguilar


El padre del muchacho que está tendido junto a mi cama de terapia intensiva, le habla. Al principio, le habla de cuánto lo extraña y de todo lo que van a hacer juntos cuando se mejore. Después, le habla de lo triste que está su madre por su ausencia y por el accidente. Más tarde le habla de su propia desesperación por sentirse culpable de haberle prestado el auto. Y, en un punto yo, que estoy acostada en la cama de al lado, siento que el muchacho, que está en estado casi vegetativo, agradecería que su padre se quedara, por una vez, en silencio.

martes, 19 de mayo de 2009

Vocación - José Luis Vasconcelos



¿Sabía el niño lo que hacía? Sí, porque la galaxia que flotaba dentro de su corazón murmuraba su nombre. Se adentraba en sí mismo para verla, una y otra vez, y entendió que el universo sería su hogar verdadero.
Entrenó arduamente. Cuerpo y mente fueron cultivados durante años porque un astronauta debería estar en óptimas condiciones. Leyó todo lo relacionado con viajes intergalácticos. Abrevó de las memorias de Yuri Gagarin e, incluso, llegó a superarle.
Logró —después de muchos esfuerzos— entrar a la NASA. Siguió todas las indicaciones, pasó por todo lo que tenía que pasar, y alcanzó la meta.
Ahora viaja en el transbordador Fénix II y eso que ve lo desconcierta: si la luna no es de queso, por qué esa rata enorme la devora con fruición.

Tomado de: http://rojanota.blogspot.com/

Malentendidos - Diego Muñoz Valenzuela



a Eloísa Muñoz Fehrmann

Con su último aliento, el presidente de la corporación sin fines de lucro, desangrado y destrozado por aquella letal furia de garras y colmillos, la increpó con voz entera: “te dije que necesitábamos un filántropo, no un licántropo”.

Tomado de: http://diegomunozvalenzuela.blogspot.com/

Secreto - Esteban Dublín




Cerré la puerta sin hacer ruido y fui a acostar a los niños. Por ningún motivo podía dejar que se enteraran de qué había en el sótano. Siempre esperaba a que estuvieran lejos, sacaba el plato de lentejas y lo bajaba sigilosamente. Me aseguraba de que no entraran cerrando con doble seguro y colgándome las llaves como collar. En todo caso, a pesar de las precauciones que tomé, un día les ganó la curiosidad y me siguieron. Cuando descubrieron lo que pasaba, no tuve más remedio que dejarlos ahí con su padre.

Tomado de: http://estebandublin.blogspot.com/

Olimpiadas - Javier López


En un Estadio Olímpico completamente lleno de público, la final de los 100 metros lisos siempre resulta el momento cumbre de los Juegos.
Los corredores ya están en sus marcas, esperando reaccionar al disparo de salida con la mayor celeridad posible. Pero cuando al fin suena, todo el estadio queda enmudecido: en la pista ha irrumpido un demente armado, dirigiéndose hacia el juez encargado del pistoletazo, y éste ha caído fulminado. El agresor, al ver que los atletas intentan detenerlo, echa a correr tan rápido que consigue atravesar la línea de meta antes que todos ellos.
Atrapado más tarde, juzgado y condenado, aún cumple sentencia. En estos años se ha dedicado por completo a los estudios de Derecho. Y ahora que se licenció, pedirá la revisión de su causa, pues tiene al fin los argumentos jurídicos para reclamar la medalla al Comité.

Tepetum Lucidum - José Luis Zárate



En la noche los ojos de los gatos brillan. Nada sobrenatural hay en ello. Sus ojos tienen un tejido (Tepetum Lucidum) para reflejar la luz en la retina permitiéndole ver casi en la oscuridad. Cuando un haz incide en él lo refleja tan efectivamente que casi podríamos jurar que sale luz de esos ojos.
Lo que todavía no explican es porque, a veces, hay más ojos luminosos que gatos.

Tomado de: http://zarate.blogspot.com/

domingo, 17 de mayo de 2009

Instrucciones para dejar de fumar - José Luis Vasconcelos


Cerca de usted fuma la anciana. Mírela bien: su mirada parece perdida y de su boca desdentada surgen volutas de humo. Las puntas de sus dedos parecen pétalos amarillentos y crujientes y usted no desea acabar así.
Todo sea por sus pulmones.
Acérquese sigilosamente y arranque el pitillo de esos dedos marchitos; arrójelo al piso y destroce el cilindro letal con la punta del zapato.
Ahora tome esa blanca cabecita, ponga su antebrazo bajo la barbilla arrugada y temblorosa; con la otra mano gire bruscamente ese cráneo de cartón y rompa el cuello. Perfecto: eso es precisión.
Ya está en la ruta que conduce a la eliminación de ese vicio tan feo.
Descanse.
Reponga energías. Mañana prosiga su cruzada, aún quedan más fumadores en el mundo.



Tomado de: http://rojanota.blogspot.com/

Obsolescencia del amor - Diego Muñoz Valenzuela


Ya nadie necesitaba amor, había pasado de moda. Sólo interesaban los suntuarios, las tarjetas de crédito, los automóviles la ropa de marca. Los enamoramientos eran asunto de otros tiempos, al igual que las amistades leales y las iniciativas altruistas. Con frecuencia uno encontraba en la calle –entre toda clase de residuos y envases vacíos– cuerpos de cupidos atravesados por sus propias flechas. Era penoso ver aquellos inertes cuerpecillos rechonchos y rosados abandonados por doquiera, entre desperdicios, ratas y cucarachas, con sus cabelleras doradas mecidas por el viento de la ciudad indiferente.



Tomado de: http://diegomunozvalenzuela.blogspot.com/

Anhelo - Jorge X. Antares


Los niños de todo el mundo se pusieron a cantar al mismo tiempo. Su voz era una, su tristeza, acongojante. La Madre Tierra les oyó y, por primera vez desde su nacimiento, tomó partido. De manera increíble se formaron pequeños volcanes bajo los pies de los adultos, que murieron consumidos en meros segundos. Tal vez pudiera haber un nuevo paraíso... Tal vez.

Homeronauta - Carlos Feinstein


Se me apareció de repente, pero no de sorpresa. Pude ver como se materializaba lentamente sobre la silla del comedor. Tenía una remera que alguna vez fue blanca con agujeros y unos extraños y desagradables pantalones azules. Era calvo, feo y su piel se veía amarilla. Pero lo que captó mi atención fueron sus extrañas manos de cuatro dedos. Cargaba con ellos un artefacto que parecía una tostadora destartalada.
Me imaginé que pronto sería testigo del relato de las proezas y desdichas que acompañarían a la humanidad en su futuro. El viajero del tiempo debía conocer todas las respuestas.
–¿Tienes cerveza? –me preguntó mientras acompañaba su requisitoria con un vulgar y largo eructo.
–No, yo no bebo.
Enojado golpeó la tostadora contra la mesa y desapareció en un lluvia de chispas. Jamás volví a saber de él.

Sobre el autor: Carlos Feinstein

viernes, 15 de mayo de 2009

Maneras de hacer - Jordi Cebrián



Entran los veinte en la sala y en seguida empiezan a hablar, y exponen, y replican, y sugieren, y exigen, y proclaman, y desglosan, y planifican, y listan, y validan, y se animan unos a otros. Luego toman un café, van a comer y ríen juntos. Y por la tarde, aún un ratito más, vuelven a reunirse, y a exponer, y a replicar, y a decidir, y a animarse. Al final, cuando ya se cansan de desbarrar y apetece irse a casita, se encargan de lo más importante y eligen, de entre quienes no han venido, al responsable del proyecto.

Ilustración: "Los nuevos ejecutivos", de Moisés Lizana

Polaroids - José Luis Zárate



El cazador necesita pruebas precisas. No todos los días un hada accede a compartir la cama, las caricias, la pasión, la espera a que él termine de ajustar el tripie y calibrar la máquina, el tiempo de exposición, el ángulo preciso, la luz adecuada para la fotografía en donde se ve, clarito, como ella se ha marchado ya.

Tomado de: http://zarate.blogspot.com/

Fotografía de Nayla Fernández

Kini - Sergio Gaut vel Hartman



—¿Cuántos humanos tenés?
—Cuatro, ¿y vos?
—Treinta y siete.
—¡Mentiroso! Ningún perro tiene tantos humanos.
—No soy un perro. Soy un invasor del planeta Dogui, el quinto de Sirio, en el Can Mayor.
Kini miró al extraterrestre con su dulce mirada de perro casero y atorrante. El extraterrestre se enterneció de inmediato y bajó la guardia. Fue todo lo que Kini necesitaba: le saltó al cuello y le destrozó la yugular (o lo que en ese lugar del cuerpo tengan los extraterrestres que parecen perros), salvando a la Tierra de la invasión. Sin embargo, rechazó todos los honores conferidos por el nuevo gobierno mundial, incluso una costosa cirugía —sin cargo— que podría haberlo convertido en casi humano. Y me sigue acompañando todos los días al supermercado con la suficiencia del que conoce la importancia de cuidarme de los peligros llegados del espacio profundo.

Rumbo a Jerusalén - Laurie Anderson



En el siglo XV había una monja devota que decidió hacer una peregrinación a Jerusalén. Ella pertenecía a una orden que usaba bolsas sobre sus cabezas. Y la madre superiora le dijo a la monja que si ella caminaba por el campo con una bolsa en su cabeza iba a asustar a la gente. Pero la monja insistió, así que la madre superiora le permitió caminar alrededor del claustro, una y otra vez, todos los días durante tres años, hasta que ella cubrió la distancia equivalente a la Ciudad Santa. Al final de su caminata la monja estaba tan exhausta que sufrió un colapso. Llamaron a un doctor. Luego de examinarla, el médico anunció que ella estaba demasiado débil para realizar el viaje de regreso. La monja murió poco después.

Paradojas de la Ingeniería Genética - Diego Muñoz Valenzuela



Programo la última instrucción y el laboratorio robotizado comienza a ejecutar mis especificaciones. En la esfera condensa una espesa masa de neblina en cuyo núcleo se forma la criatura. Unas horas después extraigo al primer perro inteligente. Habla inglés, francés y alemán. Posee una cultura universal vastísima, incluyendo niveles de Ph.D. en cinco áreas de conocimiento. Ciertas modificaciones le permiten hablar. Tiene un carácter dócil, humor genial y es leal a toda prueba. Salimos a caminar por la playa. Corre, juega con las olas, vuelve a mí, salta y lame mi rostro. Me recita en francés un poema de Prevért. Estoy feliz de haber diseñado a una hembra: comienzo a enamorarme. La bautizo Eva. Ella está de acuerdo.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Cleopatra - Lilian Elphick


Soy Cleopatra Filopator Nea Thea, la amada de mi padre, la exiliada de mí misma, última reina de una dinastía hecha cenizas.
Descuidé mis propias aguas, amé a César y a Marco, envenené a mi hermano y marido.
He sido encarnada por Theda Bara, Claudette Colbert, Vivien Leigh, Sofía Loren, Elizabeth Taylor, bufonas de un palacio desconocido.
Artemisia Gentileschi, Guido Reni, Arthur Reginald, Guido Cagnacci, me han retratado con la serpiente mordiéndome el pecho. ¡Qué viperinos!
He oído una música llamada twist en donde una voz habla de mí. El tono no es elegíaco.
Me hundo en el légamo de la vergüenza, mientras siento las palas allá arriba.
Me encontrarán con la boca llena de arena y envuelta en jirones de lino.
Que Udyat me proteja y no me deje abrir los ojos.

Tomado de http://lilielphick.blogspot.com/

Diseños tribales - Jordi Cebrián


Mi hija me mostró un laberíntico diseño que una amiga le había dibujado en la libreta. -¿Parece hipnótico, verdad? -me preguntó con voz extraña. En efecto, el dibujo era un dédalo de tinta que seducía y mareaba. En mi caso, además, acababan de sacarme una muela y estaba aún medio anestesiado. Conseguí apartar la vista, balbuceé algo y fui a tumbarme en la cama, donde quedé dormido. Soñé con cárceles circulares, con tatuajes de fuego, con pasillos recursivos. Me desperté con un rotulador en la mano, al lado de mi hija, dibujando ambos en la pared, compulsivamente, aquellas espirales inacabables