lunes, 27 de abril de 2009

Fluido en la espesura - Fabián San Miguel



Desde que había entrado al bosque, sigue un itinerario preciso y heredado; repetido sobre la tierra seca. Tres vértebras de puma permanecen encerradas en su mano. Va en busca del “espejo de agua”, donde el futuro se satisface. Se apura, se siente presa; sabe que si lo sorprende el velo de la noche no regresará a la aldea. Su cuerpo es un fluido en la espesura. Reconoce en la memoria de su tribu un árbol, la piedra redondeada y el pequeño ojo de agua. También percibe los pasos animales y la caída inevitable de las sombras. Al llegar, se da vuelta y, presuroso, arroja por encima de su cabeza los tres huesos. Espera el sonido sobre el agua; pero sólo escucha el silbido doloroso del zarpazo desgarrándole la carne.
Ahora, el velo de la noche termina de caer como una mortaja.

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