sábado, 8 de noviembre de 2008

Contra las hormigas - Héctor Ranea


CONTRA LAS HORMIGAS
Héctor Ranea

A pesar de sentirse prácticamente extenuado, Edson sabe que no puede detenerse. Al entrar al bosque supo que había desatado la ira de las hormigas y lo perseguirán hasta devorarlo de ser necesario. El niño conoce los hábitos de estos insectos y sabe cuál fue el error que cometió. Ignora, a ciencia cierta, si podrá esquivarle el bulto a la marabunta y esa incertidumbre lo impulsa a correr con fervor. No puede subir a los árboles porque las hormigas subirán, no puede cruzar un río porque ellas lo cruzarán. Corre hasta alcanzar el acantilado que se derrumba sobre el mar. Espera que venga la ola, calcula bien y salta. No queda lugar sin hormigas, sólo el mar.

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